Transcribimos aquí el contenido de la entrevista realizada en El Diario Vasco.
«¿Qué tal le va la erección?»
Es una de las preguntas rutinarias que los doctores Madina y Azparren realizan a los pacientes que acuden a su consulta. De la importancia de mantener una vida sexual satisfactoria y de cuidar la próstata para favorecerla hablarán esta tarde los urólogos en el Aula de Salud Policlínica Gipuzkoa que se tendrá lugar, con entrada gratuita, a las 19.30 horas en la salsa Andía de Kutxa, en Donostia. Tratarán de las siguientes cuestiones, que responden al unísono.
P: ¿Qué prevalencia tiene la disfunción eréctil?
R: Según un estudio de la Sociedad Española de Urología, a partir de los 40 años afecta, en distinto grado, al 40% de la población masculina. Algunos pueden tener problemas esporádicos, puntuales, otros una disfunción parcial… A partir de esa edad los casos pueden ir incrementándose, y luego hay un colectivo donde las disfunciones se disparan en relación a la población general, que son los pacientes con factores de riesgo, como son la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto o ser fumador. Con esos factores, el grado de disfunción eréctil es mayor.
P:¿Ven muchos casos?
R: Cada vez es más frecuente. En los últimos cinco años hemos notado una gran diferencia: la gente viene con más tranquilidad a consulta, la disfunción eréctil ya no es un tema tan tabú. También es cierto que actualmente hay tratamientos muy adecuados, la gente sabe que hay soluciones que, evidentemente, dependen del diagnóstico de cada paciente. Ante este problema, lo importante es ir al urólogo, porque a veces te llevas sorpresas.
P: ¿De qué tipo?
R: Puede venir un hombre de 50 años preocupado por la disfunción y resulta que es hipertenso o tiene el colesterol alto o es diabético y no lo sabía.
P: Así que alerta sobre otras enfermedades subyacentes…
R: Así es. En los pacientes con factores de riesgo, cuando empiezan a sufrir la disfunción eréctil, al cabo de unos años puede aparecer una cardiopatía isquémica. En ese sentido, la disfunción es como un chivato, una alarma. Tampoco hay que transmitir el mensaje de que por tener disfunción eréctil vas a sufrir un infarto. Pero es cierto que en aquellos pacientes con factores de riesgo hay que tener en cuenta de que tienen muchos boletos y que al cabo de unos dos años, como media, pueden tener problemas cardiacos. Por eso no es tan raro que desde nuestra consulta les derivemos al cardiólogo.
P: Además de estos pacientes, ¿qué otros perfiles vienen a consulta con disfunción eréctil?
R: Estamos viendo un aumento de pacientes más jóvenes, de 50 años o menos, que en este momento de crisis tienen problemas en el trabajo, mucho ajetreo…. y gran parte de esa disfunción es de causa psicógena. Pierden un poco la confianza, empiezan con problemas de erección y entran en una dinámica negativa. Y cuanto más tiempo lo dejan, peor. Muchas veces haces unas pruebas, compruebas que todo está bien, les dices que es el freno de mano de su cerebro y eso les tranquiliza, les libera de presión de cara a las siguientes relaciones.
P: ¿Y atienden a aún más jóvenes?
R: Sí, gente de 30-35 años que no tiene por qué tener esa disfunción, pero ahora se exigen más que antes, se obligan a cumplir mejor, a estar perfectos y si cambian de pareja se estresan. En la tele pueden aparecen hombres que cuentan que tienen dos relaciones diarias… Ahora se tienen otros límites respecto a hace diez años, y hay algunos que piden magia, aunque igual no es su novia o pareja quien reclame eso. Hay quien se forma expectativas que superan la realidad, y vienen a consulta porque tras dos relaciones a la tercera no llegan bien. Entonces tienes que explicar que hay una cosa que es la testosterona, que es normal, y que si mantiene tres relaciones en un día no le hace falta ninguna medicación.
P: Los pacientes, ¿vienen solos o acompañados?
R: Mitad y mitad. Nosotros preferimos que vengan con pareja, sobre todo si hay que iniciar un tratamiento farmacológico para explicar bien la mecánica, los efectos secundarios… Porque hay una creencia de que la medicación para favorecer la erección provoca infartos y puede resultar peligrosa.
P: ¿Y qué tiene que ver la próstata con la disfunción eréctil?
R: Nada y todo. En la próstata hay dos dolencias principales. Una es que se va agrandando y produce problemas para orinar. El agrandamiento benigno lo tratamos con fármacos y con láser, cirugía endoscópica. Tras el tratamiento puede haber problemas de eyaculación o erección. Y luego está el cáncer de próstata, para el que empleamos cirugía robótica, que también puede llevar a problemas de erección. Anatómicamente hay una zona muy pegada a la próstata, donde están los nervios de la erección, que dependiendo del caso se pueden conservar o no en la cirugía. Lo que no hacemos es abrir, utilizamos siempre cirugía endoscópica. Quizás por ello el 60% de nuestros pacientes con cáncer son de fuera de Gipuzkoa. Y luego hay otro aspecto general, y es que el que orina mucho o el que sufre dolor o dificultad para hacerlo se puede ver disuadido de cualquier intento sexual. Por eso hay que cuidar la próstata.
P: Y tras estos tratamientos, ¿es posible una vida sexual plena?
R: Con el láser, puede ser satisfactoria: la erección no tiene por qué variar, aunque la eyaculación puede hacerlo. Y en la cirugía del cáncer, el primer año puede ser difícil sexualmente y lo habitual es que se dé una ayuda para que ese motor se ponga en marcha.
P: Esa ayuda… ¿es el famoso Viagra?
R: Ya no es el más utilizado. Hay tres medicamentos muy utilizados: Viagra, Levitra y Cialis. Son similares, aunque la indicación depende del paciente. El efecto de Cialis, por ejemplo, es de 24 horas; no es que se tenga una erección durante ese tiempo, sino la sensibilidad o facilidad para tener erecciones. Viagra, sin embargo, funciona en 4-6 horas. Los tres son muy buenos. Para optar por uno, al paciente se le pregunta si es germánico y tiene relaciones los sábados siempre a la misma hora, o es más anárquico en su vida sexual… Depende. Si tenemos un chaval de 30 años con disfunción, que vemos que está bien y la cuestión es psicológica, le daremos una dosis muy baja de uno de esos fármacos, y si es un señor de 70 años, la dosis será mayor. Hay gente que nos la ha pedido con 85 años. Luego se siguen usando las inyecciones en el pene, que tienen efecto local, son indoloras y funcionan muy bien con disfunciones severas. Ponemos entre 2 y 3 a la semana.
P: Porque no hay que renunciar la vida sexual…
R: Se aconseja tener de una a dos relaciones semanales, porque es algo bueno, y no sólo físicamente; está demostrado que mejora la calidad de vida. Es algo que está en nuestras manos, y la crisis se ve de otro color.
«La disfunción eréctil a veces alerta de futuros problemas cardiacos» Ion Madina y Javier Azparren recuerdan que mantener relaciones sexuales mejora la calidad de vida.
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